Una madre se acercó a Albert Einstein para pedirle consejo.
Se quejaba de que su hijo no estaba capacitado para las ciencias.
“Cuéntele cuentos”, le sugirió el afamado científico.
“Pero señor, es que no le gusta estudiar ciencias”,
contestó la madre.
Einstein repitió su consejo:
“Cuéntele cuentos”